En los últimos años, los consumidores en Colombia han transformado su comportamiento de compra
influenciados por cambios tecnológicos, económicos y sociales. Tanto en el mundo online como en el comercio físico, ciertas tendencias han surgido como factores clave en las decisiones de compra. Estas tendencias reflejan la búsqueda de conveniencia, personalización, y una experiencia de compra más fluida.
Uno de los principales impulsores de compra en el ámbito online es la comodidad y rapidez. Los consumidores colombianos prefieren realizar sus compras desde la comodidad de sus hogares, especialmente tras la pandemia de COVID-19, que aceleró el uso del comercio electrónico. Plataformas como Mercado Libre, Rappi y Linio han hecho que la entrega rápida y el acceso a una variedad de productos sean fundamentales. Según estudios, el 45% de los colombianos que compran en línea lo hacen por la facilidad de no tener que desplazarse, y el 40% valora la rapidez en la entrega .
En cuanto al comercio físico, el contacto humano y la experiencia personalizada siguen siendo factores decisivos. Los compradores en tiendas valoran la interacción con los vendedores, la posibilidad de ver y tocar los productos, y las promociones exclusivas en el punto de venta. Además, la omni-canalidad, donde se combina la experiencia física con el apoyo digital, está ganando terreno. Por ejemplo, muchos consumidores buscan en línea antes de comprar en tiendas físicas, o utilizan aplicaciones móviles mientras están en la tienda para obtener más información o comparar precios.
Por último, una tendencia compartida entre ambos canales es la creciente importancia de la sostenibilidad y responsabilidad social. Los colombianos están cada vez más interesados en marcas que muestren un compromiso con el medio ambiente y las prácticas comerciales éticas. Los productos ecológicos y las empresas con una visión clara de impacto positivo están ganando preferencia entre los consumidores más jóvenes, lo que influencia tanto las decisiones de compra online como físicas.
Estas tendencias indican que las empresas en Colombia deben ser ágiles y adaptarse para ofrecer experiencias personalizadas y sostenibles, mientras aprovechan las ventajas tecnológicas para facilitar la vida de los consumidores.